Un gol y las lágrimas de Malcom
El brasileño anotó ante el Inter de Milán, una de sus pocas oportunidades de jugar.
Hasta que apareció en San Siro, Malcom había acumulado 105 minutos en los dos meses y medio de temporada. Llegó al Barça cuando parecía que su destino sería el Roma y el banquillo fue su hábitat natural hasta que a diez minutos del final, Ernesto Valverde le dio la alternativa y respondió con un gol.
Llegó a la entidad azulgrana cuando se apuraba el mercado de fichajes y por sorpresa. Malcom, 22 años, había sorprendido con sus actuaciones la temporada pasada en el Girondins francés (12 goles y siete asistencias), muchos vieron el desborde de Neymar y el disparo de Willian en su juego, pero llegó a Barcelona y no jugaba.
Y eso que era pretendido por media Europa. Malcom Filipe Silva de Oliveira es 'Malcom' en el fútbol. Su nombre es un homenaje al activista Malcom X, pero la madre del jugador prefería que se llamara Filipe, así que hasta los 17 años fue Malcom Filipe.
La imagen del partido de anoche en San Siro es la de este joven futbolista que, abrazado por todos sus compañeros, lloraba tras haber marcado su primer gol como azulgrana.
Malcom resumía de esta manera su frustración: la falta de oportunidades, la contradicción que suponía fichar por el Barça a cambio de un buena cantidad de euros (41 millones) para permanecer eternamente en el banquillo.
Tuvo suficiente con una buena conducción, una finta y un disparo seco para demostrar que no se han equivocado con su fichaje. Fue su primera acción del partido, dos minutos después de entrar en el campo. Malcom marcó y se echó a llorar.
"Jugar en el Barça era un sueño de niño, debutar en la Champions y marcando, queda marcado en la memoria y en la historia", comentó tras el partido.
El equipo se volcó con él y lo arropó mientras él no paraba de llorar y es que seguramente a Malcom se le agolparon en su cabeza todos los pasos que ha dado hasta llegar al Camp Nou.
Procedente de una familia muy humilde, residente en la favela Buraco Quente, en el barrio Vila Formosa situado en la zona este de Sao Paulo, Malcom, con diez años, llamó la atención de los técnicos del Corinthians.
Cuentan en Brasil, que la familia tenía tan pocos recursos, que no disponía ni dinero para coger el autobús y desplazarse a los entrenamientos, por eso su abuela tuvo que vender parte de sus cazuelas para financiar los desplazamientos.
Malcom fue el único de los 400 aspirantes que superó las pruebas de acceso de menores de once años. Con 17 años ya se instaló en el primer equipo y al año siguiente (2015) ganó el Brasileirao.
Al año siguiente firmó por el Girondins de Burdeos donde ha jugado las últimas dos temporadas y media. Ahora, con el tanto anotado anoche en San Siro, se ha quitado un peso de encima y aspira a ofrecer su mejor versión, aunque para ello Valverde tiene que tenerlo en cuenta.
Y ahí radica el problema. Todo depende del dibujo táctico. Dembélé está por delante suyo en los pensamientos del técnico para acompañar a los insustituibles Messi y Luis Suárez y ante la lesión del argentino, Rafinha ha sido el elegido.
Sin minutos de juego, sin ni siquiera entrar en la convocatoria, Malcom sabe que el tanto ante el Inter le puede abrir muchas puertas. Él tiene desborde y un buen remate, solo falta que Valverde cambie de idea.
EFE